julio 20, 2022

Congreso UPAV 2022, Costa Rica, CA

By Carlos Miguel López Flores, M. Sc

Ya valió, está retrasado hora y media – Exclamó mi papá al checar las pantallas de información de vuelo. Su semblante alegre y motivado empezaba a sucumbir al estrés

No te preocupes aun así llegamos a nuestra escala… suponiendo claro que salga puntual al nuevo horario establecido – concluí sin apartar su vista de mi teléfono. Al ver a mi padre empezando a ponerse ansioso, llamé a la aerolínea para avisar de un posible retraso; palabras al aire ya que no nos aseguraban esperarnos.

El vuelo claramente no salió puntual a la hora establecida. Ya a bordo del avión se hicieron cálculos de a qué velocidad había que correr en el aeropuerto de CDMX para llegar a tiempo a la puerta de embarque en escala; a cada minuto se hacía obvio que el vuelo a San José Costa Rica no iba a suceder. Aterrizando, el hijo hizo el sprint de su vida a lo largo de fácilmente 300 metros con maleta en mano, papá lo seguía a escasos 10 m de distancia – Ahí está el avión – dije sin aliento mientras apresuraba el paso entre un trotar y un caminado rápido lamentable. Llegando a la puerta saqué rápidamente mi celular para mostrar el pase de abordar, pero todo indicaba que estaba cerrado. Ni siquiera intenté discutir, papá sólo llego a exclamar – pero no se ha ido el avión ahí lo estoy viendo – pero las señoritas se limitaban a responder – ya está cerrado el vuelo los estuvimos llamando varias veces – frase que dolía aún más en el recordatorio de no poder controlar nuestros propios tiempos. Ni hablar, se compró un vuelo nuevo.

Todo parecía calmar las aguas hasta que el junior se dio cuenta que puso mal su nombre en el boleto – No puede ser hay dos Carlos Raúl… puse mal mi segundo nombre y puse el tuyo en ambos boletos –

4 horas después íbamos dos pasajeros con el mismo nombre y apellido paterno volando hacia el Salvador, para después hacer escala en San José y llegar a nuestro destino 8 horas después de lo planeado. Tras pasar el control de pasaporte, subirse a un taxi y hacer check in en el hotel, nos disponíamos a descansar que al día siguiente empezaba el evento que era la razón de sufrir el estrés del viaje.

Desayunados y listos en el lobby del hotel, nuestro profesor del curso de valuación de aeronaves virtual por fin daba la cara presencial y nos subía a 30 individuos entre 30 y 70 años en un minibus para ir a hacer la práctica de campo de lo aprendido.

Don Edgar Bejarano, de prominente estatura y voz de locutor, nos dio la bienvenida, hizo conversación con sus conocidos, nos dieron un pequeño lonche para aguantar medio día y tomamos rumbo a un pequeño aeropuerto internacional. Al pasar seguridad, hacer pequeñas platicas y contar las travesías del viaje a Costa Rica nos dimos cuenta que tuvimos mucha suerte ya que muchos compañeros no habían podido llegar al país. Nos dimos cuenta que al menos nosotros la sufrimos, pero cumplimos la misión.

Nos acomodaron en una salita y nos dieron una extensa plática con todo lo relacionado a aviones y su respectiva valuación, yendo desde el fuselaje hasta el tren de aterrizaje. Luego se fuimos a un taller de aeronaves pequeñas para practicar la toma de datos de inventario, donde se encuentran las placas de información, como determinar su estado físico, entre otros muchos datos necesarios para tener una información detalla para aplicar los cálculos. Al cabo de unas 5 horas regresamos al hotel a descansar, comimos en el restaurante del hotel sede y por fin nos inscribimos al Congreso Panamericano de Valuación UPAV 2022.

Al vivir una calurosa bienvenida e inauguración del congreso, con platillos típicos de Costa Rica, así como un show de danza típica regional, terminamos el primer día del congreso con grata satisfacción.

Los siguientes días se disfrutaron pláticas sumamente interesantes relacionadas a la valuación, impartidas por exponentes profesionales y académicos altamente capacitados. Se presenciaron exposiciones desde la valuación de empresas, maquinaria y equipo, hasta valuación agropecuaria, de usufructo, un par de presentaciones sobre estaciones de servicio (gasolineras) y dos sorprendentes charlas sobre la valuación de aeronaves y estadios de fútbol. Además de esto se tuvo la grata experiencia de escuchar las presentaciones magistrales de gente altamente reconocida en el mundo de la valuación como el inglés Nick Talbot – CEO – International Valuation Standard Council – IVSC; S andra K. Adomatis – Vicepresidenta- Appraisal Institute y Johnnie White – CEO de la American Society of Appraisers.

Al final se vivió una clausura llena de música y comida gourmet. Se crearon relaciones con colegas nuevos, se contaron experiencias personales y profesionales y se bailó como boda de pueblo mexicano o como fiesta de quinceañera. Se demostró que la vida académica puede también ser divertida, enriquecedora y llena de ¡pura vida!

El próximo Congreso será en Paraguay, ¿iremos?

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